sábado, mayo 20, 2006

Componentes de la lucha ajedrecística...

El otro dia lei una frase que me llamó la atención; como esas pequeñas verdades evidentes, aunque ignoradas hasta el momento de escucharlas -leerlas valga para el caso-. Decía: "El ajedrez es uno solo, lo que lo hace rico son las personalidades que lo juegan". Me puse a pensar y me di cuenta la cantidad de factores de la personalidad que se trasladan al juego y es evidente, que eso hace al resultado de la partida.
Por ejemplo, la seriedad con la que se tome el juego: estarán aquellos que le darán mucha importancia y otros que lo tomarán como una simple diversión. Algunos querrán pasar el rato y otros quieran aprender a jugar mejor; algunos no les interesará en lo más minimo y otros sin duda se apasionarán con su belleza y magnetismo tan particular. De los elementos que estuve meditando, me parece que muchos corresponden a cualquier lucha, y no solo la ajedrecística, sino a cualquier prueba que les toque en la vida, porque son aspectos que siempre aparecen en cualquier contienda.
Hay aspectos de la personalidad que hacen a la fortaleza o debilidad de un jugador. Digamos que iniciden en su fuerza "ajedrecística" porque no se puede separar el componente humano y moverse solo en el orden de lo abstracto que puede ser una partida de ajedrez.
El jugador se excita, se pone nervioso, se cansa, está atento, se relaja, etc. Su humor puede cambiar porque no ha podido dormir bien, porque su hija está enferma y eso afecta a su concentración y a su capacidad de análisis. Incluso durante la misma partida los cambios de ánimo pueden ser muy notorios, oscilando de la alegría a la decepción y dependiendo -lógicamente- del desarrolo momentáneo del juego.
Sin dudas uno de los aspectos lúdicos más interesantes, e incluso uno de los aspectos de cualquier prueba es la actitud que ponemos ante el desafío, y en el caso de una partida de ajedrez yo llamo "Hambre de victoria". El hambre de victoria es la necesidad de imponerse, de superar al otro, o a la prueba y al obstáculo.
Es evidente que cada uno de nosotros cuando encara un desafío, que puede transformarse momentáneamente en una partida de ajedrez, pone la mejor voluntad para vencer o superar el obstáculo. (de la misma forma que nos empecinamos en arreglar el programa de software que hace andar mal la compu o de arreglar esa silla o la canilla que está rota desde hace tiempo).
El hambre de victoria habla de una energía asociada a una necesidad de superarse, y sobre todo superar al otro que está en frente. No importa cuáles sean las condiciones en que nos encontramos o que el otro se encuentra, partimos de la base que hay una necesidad imperiosa de imponerse de antemano, previo a la lucha, lo que da una pauta de la determinación y energía que le ponemos a las cosas, y sin dudas implica un ventaja extra sobre las personas que no le dan esa importancia, o que no poseen esa "hambre" porque sencillamente tienen otra actitud hacia los desafíos.
Por supuesto que en cuanto a un juego de ajedrez uno no puede hacer "cualquier cosa" por imponerse porque las reglas son claras y están bien delimitadas, pero en cuanto a la vida las personas que tienen una gran hambre de victoria, pueden recurrir maquiavelicamente a cualquier artilugio con tal de imponer lo que en el fondo no son más que sus deseos.
Sin dudas tiene un componente psicológico relacionado con el ego, con la idea de trascendencia, de importancia y de grandeza; incluso con la proyección de nuestra propia imagen que vemos. ( o que queremos ver). Un jugador con gran hambre de victoria tiene internamente la convicción que es superior (incluso me animaría a decir que se siente una especie de "elegido") y suelen ser capaces de todo con tal de imponerse, lo que le da un plus especial en cuanto a la confianza, energía y tenacidad para llevar a cabo su tarea. (esto en cuanto a la capacidad de los recursos que pudieren desplegar en la lucha).
Cabe aquí haces una pequeña diferencia con la determinación. El hambre de victoria no es lo mismo que la determinación. Podemos poner determinación para realizar algún logro, hacer todas las series de abdominales, manterse en la dieta, terminar ese trabajo que ya lleva tantas horas, pero no por ello tenemos esa necesidad de creernos superiores. El hambre de victoria tiene algo intrínseco a nivel psicológico, una especie de complejo de superioridad que hace al ajedrecísta ir al límite e intente agotar hasta el último resquicio de recursos con lo que cuenta una posicion para imponerse.-son guerreros fieros como lo eran fischer y lasker-
Por supuesto que un jugador con mucha hambre de victoria tendrá grandes niveles de determinación; tanto para vencer a un oponente que está ofreciendo resistencia como también para defender una posición inferior y escaparse con unas tablas.
La determinación es fundamental en un jugador de ajedrez, como así en cualquier persona. La determinación habla un poco de la voluntad que le ponemos a las cosas para lograr el objetivo previo, habla un poco de la energía que le ponemos a los procesos y de cuánto significa para nosotros su consecusión.
Otro de los componentes de la personalidad que se traslada al juego es sin dudas las preferencias es nuestro nivel de agresividad. Algunos jugadores tienen una marcada tendencia a arriesgar, porque así se sienten cómodos, dueños de la iniciativa con un juego libre de piezas, siempre amenazando algo, guiadas por la dinámica. Otros siempre están alertas de las amenazas y están siempre primero intentando ahogar toda posibilidad agresiva contra su rey antes de siquiera pensar en el rey contrario. Por supuesto que todo esto depende de cuán cómodo uno se sienta en una de éstas posturas, existe toda una serie de posiciones para los términos medios.
La objetividad quizá sea el componente más difícil y el que más hace también al buen manejo del juego propiamente dicho, es decir: a tomar las decisiones correctas en los momentos adecuados.
Ser objetivo siempre implica hacernos críticas (ya lo decía el gran mihail botvinnik: "Chess is art of analisis") por la elección de ciertas jugadas, ciertas variantes, por sobreestimar o subestimar tal posición, por tener conceptos precarios o muy superficiales, reconocer los errores, etc. Sobreestimar o subestimar depende del factor de ajuste de la objetividad, de lo que "realmente es" contra lo que "nosotros desearíamos que fuera". Todo en pos de una superación y una maduración ajedrecísitica que es necesaria para desarrollarse, tanto como jugador como persona.
La forma en que manejamos la presión es otra de las componentes de la personalida que entra en juego. Si tenemos la suficiente sangre fría para defendernos de aquel temible ataque, o las agallas para sacrificar un par de piezas justo en la partida que decide el primer premio del tan importante torneo. La presión usualmente es moldeada por las circunsancias, cuanto más grande son las circunstancias, más grande es la presión. La forma en que manejamos la presión muchas veces es la diferencia entre lograr el objetivo y no lograrlo.
La consistencia es un elemento importante y también relacionado con la presión.
En un juego como el ajedrez cuya naturaleza bien describía tartakower -"El que penúltimo se equivoca gana"- es fundamental. La ausencia de errores es fruto de una consistencia y una coherencia que se maman de la personalidad del sujeto y que colaboran en mucho en cuanto al nivel de su juego (¿de que sirve hacer muchas jugadas buenas si de pronto es inevitable caer en el error?). Tambien hacen a la estabilidad y la seguridad del sujeto su propia consistencia. El ajedrez es un juego que la precisión y la fuerza son indistinguibles, porque representan lo mismo. Una persona con alta consitencia tiene muchas más probabilidades de ser precisa que una que no lo es, que bien puede tener "raptos de brillantez", pero no sirven porque todo se desmorona justamente por la falta de consistencia que genera el error.
La consistencia habla también del trabajo que hay detrás, de toda la perseverancia que está puesta en juego -trabajo hormiga del dia a dia, del noche a noche- y sobre todo también habla de un balance en la persona que está relacionada con la consistencia. La persona consistente tiene un balance que le permite discernir cuando sacrificar y cuando no, cuando defenderse y cuando atacar, cuando ir al final o hasta dónde se pueden "estirar las líneas".
Es sumamente difícil tener balance porque somos personas guiadas por nuestros propios impulsos y muchas veces tenemos una tendencia irracional a actuar, casi compulsiva. En ajedrez como en box eso es suicida. El balance es esencial para sopesar todos los diferentes elementos y componentes en juego y hacer la mejor elección. La persona que tiene balance tiene de alguna forma versatilidad, es una tortuga que cae bien parada siempre porque tiene muchos recursos para acomodarse, para salir y para escapar.
El balance habla de un juego completo, de un entendimiento universal de las cosas, de darle a cada cuestión su justa importancia, ni un poco más ni un poco menos, la quintaesencia de la objetividad. El balance habla de que uno conoce muchas cosas, las evalua y luego extrae sus aspectos positivos y negativos y genera una conclusión que se trasmite con una jugada que muestra todo el entendimiento del juego que posee.
EL incorformismo y la búsqueda son otras dos componentes esenciales para manterse "fresco", para poder estar a la vanguardia y liderando los cambios -en la vida y en el ajedrez- hay que ser siempre un incorformista y estar siempre en la búsqueda. Cómo si el motor estuviera siempre encendido dirigíendose hacia algún lado, no sabemos a qué lado, no sabemos cómo, aunque si tenemos la certeza de que es necesario tanto el camino como el destino. Y sobre todo la propia redefinición que nos darán conceptos nuevos de las cosas, más completos que los anteriores sin dudas porque son vistos y vividos desde muchos más ángulos. La originalidad nace de esta cuestión personal, originalidad y fantasia que necesariamente tiene que trasladarse al juego para darle otro significado, otro sentido. Para redefinir viejos conceptos por otros no solo más nuevos, si no más completos. Para seguir encontrando las excepciones a las reglas.
La llama interna tiene que estar siempre encendida, buscando la belleza y la verdad desde la jugada uno -como el gran david bronstein- y ser capaces de mirar las cosas de manera diferentes. (por más que las cosas sean las mismas, que al menos nuestra mirada sea diferente-)
La táctica y la técnica son cuestiones absolutamente ligadas al juego y depende del grado de maestría de quien juega al ajedrez, pero más allá de alguna inclinación por una cuestión de personalidad de ser más táctico que técnico, considero que ambas son importantes por igual y un adecuado balance es siempre la mejor combinación. Pero sostengo que son dos cuestiones de caracter "científico" y absolutamente abstractas que se pueden aprender sin problemas.
En la estrategia de plan, no obstante intervienen intereses de todo tipo, incluso coyunturales que depenen no solo del jugador si no también de su entorno.
Por ejemplo el analista le puede sugerir que juegue una linea que no ha jugado antes para sorpreder al rival de turno, el jugador puede jugar excesivamente agresivo cuando quizá se esperaba de él una postura más pasiva, ambos contrincantes puede arreglar un empate para una división de premios, o una estrategia para complicar la partida en el momento que el mayor jugador -por edad- estará más cansado y se perderá en algún laberinto táctico, etc. La estrategia que hablo es la estrategia de lucha, no la ajedrecísitca, es decir la forma en que se va a encarar la escaramuza; las conjeturas previas a la partida o al match en sí - que son obviamente importantes como un plan maestro del curso de la lucha- pero que nada tiene que ver con la cuestión estrictamente posicional de maniobras del juego.
Para la cuestión de estrategia estrictamente ajedrecística y de maniobras posicionales que existen dentro de una partida de ajedrez, con su componente táctica y su componente técnica está la expresión conceptos estratégicos de juego. Estos conceptos estratégicos de juego son únicos pero tiene la gran verdad que dice la frase que arranca este texto, osea que están influidos sin dudas por la personalidad de los jugadores, aunque el ajedrez sea único y sus conceptos y leyes universales.
Un aspecto no menos importante es la experiencia y la práctica. Cualquier persona que se haya involucrado en un juego sabe lo importante que es practicarlo para ir "agarrándole la mano"; para ir compenetrándose con todo lo que hace a su funcionamiento, a sus leyes y a sus problemas particulares. La experiencia es una cuestión importante en cuanto al bagaje de conocimiento que trae; la practica hace que ya se conozcan de antemano posibilidades y errores que se han experimentado.